CARRERA HACIA LA LIBERTAD

La maratón de Berlín disputó el pasado domingo 24 de septiembre su edición número cuarenta cuatro. La carrera de la capital espiritual de Alemania se inició de forma modesta a mediados de los años setenta, con menos de 300 participantes compitiendo en un trazado que recorría los caminos del bosque de Grunewald, escenario por el que había transcurrido parte de la maratón Olímpica de 1936, la carrera en la que el coreano Shon ganó con otro nombre y para otra bandera.

Hasta inicios de los 80, la maratón berlinesa no pasó a disputarse por las calles de la ciudad, concretamente las de su parte Oeste, separada del sector Este por el terrible 'muro de la vergüenza'. En su nuevo entorno urbano, con salida al lado del Reichstag y llegada en la popular avenida de Kurfürstendamm, la carrera ya atrajo en 1981 a más de 3500 competidores y fue creciendo en popularidad de forma constante hasta convertirse en una de las pruebas de referencia en lo que a maratones se refiere, tanto por número de participantes cómo, sobre todo, por las marcas que se realizan en su recorrido.

El trazado actual, que recorre los principales enclaves turísticos de la ciudad, apenas si tiene desniveles, lo que unido a las temperaturas habitualmente benignas del inicio de otoño en Berlín, ha convertido a su maratón en el escenario ideal para batir records y establecer mejores marcas personales. De hecho, en sus calles se han establecido a lo largo de los años nada menos que diez records del mundo, siete en categoría masculina y tres en femenina. Y, además, las últimas seis plusmarcas mundiales de los hombres han tenido lugar en Berlín, desde el 2:05.55 de Paul Tergat en el 2003 hasta el 2:02.57 de Dennis Kimetto en la edición del 2014. Un tiempo que no han podido rebajar en los tres últimos años los dos siguientes ganadores de la prueba, Eluid Kipchoge y Kenenisa Bekele. El etíope se quedó a apenas seis segundos el año pasado, mientras que el keniata ganó en el 2015 con 2:04.00 y ha vuelto a vencer hace unos días, esta vez con 2:03.32. Un registro sensacional... pero que tal parece sea poco menos que un fracaso para quienes sólo se fijan en los records y pensaban que este fabuloso atleta, que tan cerca estuvo de bajar de las 2 horas para cubrir 42,195 kilómetros en el experimento del ‘Breaking2’ realizado hace unos meses en Monza, iba a poder reeditar una marca de similar calibre en las calles berlinesas, pulverizando, de paso, el record mundial.

Imágenes de la maratón de Berlín del 2017

Sin embargo, se logre o no el record, se gane o, simplemente, se participe, la maratón de Berlín tiene un significado especial para cualquier atleta, aunque probablemente nunca vaya a tener más valor emocional que para quienes corrieron la edición de 1990. El 'Muro' había caído, por fin, apenas unos días después de la edición del 89, así que la del 90, prevista para el 30 de septiembre, justo tres días antes de la fecha en la que se iba a oficializar la reunificación de Alemania, iba a tener lugar en un momento de especial significado histórico.

Para celebrarlo, sus organizadores tuvieron la brillante idea de cambiar el recorrido, incluyendo en su parte inicial el paso a través de la emblemática Puerta de Brandemburgo hacia el sector este de la ciudad, accesible por fin después de haber estado tantos años separado del resto de la ciudad por la barrera que la había dividido en dos mitades que parecían irreconciliables.

La carrera partía desde el Tiegarten, presidido por la columna de la Victoria, a cuyos pies discurrían los primeros metros antes de alcanzar el punto clave en el nuevo recorrido, la puerta de Brandenburgo.

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Paso junto a la Estatua de la victoria en el inicio de la maratón de Berlín de 1990
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Vista aerea del paso de los participantes por la Puerta de Brandenburgo, sin la escultura de la cuádriga en su parte más alta

El paso por la famosa puerta estaba situado en el tercer kilómetro de la competición y suponía el inicio de un bucle de unos nueve kilómetros por las calles del Berlín Este, antes de retornar al sector occidental en la ‘Potsdamer Platz’, escenario uno par de meses antes de ‘The Wall’, el multitudinario concierto de los geniales ‘Pink Floyd’.

Concierto ‘The Wall’ de Pink Floyd, celebrado el 21 de julio de 1990 en Berlín

A partir de ahí, el resto del trazado ya seguía por las calles del Berlín occidental, con el punto intermedio la media maratón en el barrio de Neukölm, uno de los que habían sido fronterizos con el este en la larga época de la guerra fría, y llegada en la amplia y siempre animada ‘Ku’Damm’, en la que ya se había situado la meta en las ediciones anteriores.

Imágenes del paso de la maratón de Berlín de 1990 por Neukölln

Nadie quería perderse una carrera así, de modo que se alcanzaron rápidamente los 25000 participantes que la organización se había puesto cómo límite, y que superaban en más de diez mil a los que habían tomado la salida en la edición anterior. De todo el mundo llegaron competidores, desde atletas de primer nivel a simples aficionados que deseban vivir desde dentro la sensación de correr en libertad por las calles del Berlín Oriental, después de atravesar la famosa puerta que hasta entonces era puesto fronterizo y ahora se convertía en punto de unión para las dos partes de la ciudad.

Y del primero al último todos disfrutaron de ese instante único, al que sólo falto, curiosamente, la Diosa de la Paz que siempre había presidido la puerta desde lo alto, subida en su cuádriga de bronce, ausente al estar el famoso grupo escultórico en pleno proceso de restauración tras años de abandono. En todo caso, ello no hizo disminuir en absoluto el significado de cruzar en paz hacia el lado este por los cinco pasos que definen las seis altas columnas de la puerta. Fue, cómo se esperaba, un momento inolvidable para los más de 25000 corredores y para los miles de espectadores que les aclamaban tanto en ese punto cómo a lo largo del resto del recorrido, abarrotado de gente.

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El público aclama a los participantes, que se adentran en el Berlín Este tras pasar bajo la Puerta de Brandenburgo

Una vez ‘al otro lado’, las emociones se desbordaron para muchos, especialmente para los corredores locales y los habitantes del lado oriental que les veían llegar corriendo, felices y libres. Lagrimas de alegría humedecieron los ojos de unos y otros mientras, en sus oídos, se mezclaban las risas con los vítores y hasta con los sones de conocidas piezas de música occidental, sonando a todo volumen desde las ventanas de los grises edificios del lado oriental. Temas, cómo el muy apropiado para la ocasión ‘Keep on running’ en la voz de Steve Winwood, que ya no resultaban sospechosos de conducta pro-occidental para los severos guardias, cuyos uniformes seguían siendo numerosos entre la multitud pero cuya actitud era muy diferente ahora, imbuidos cómo el resto de sus compatriotas en la algarabía de aquellos días que iban a cambiar las vidas de todos ellos para siempre.

Y para siempre iba a cambiar también la percepción que se tenía de la maratón de Berlín gracias al excelente crono de su ganador, el australiano Steve Monegheti, que cruzaba la meta apenas dos horas después, con un tiempo de 2:08:16 que era la mejor marca mundial del año y el primer registro por debajo de las dos horas diez logrado en las calles de Berlín. Además de populosa ya en años anteriores, y de histórica en aquel 1990, la carrera alemana era rápida, muy rápida… y, gracias a ello, su atractivo iría subiendo exponencialmente desde entonces hasta convertirse en el territorio más propicio para batir records que es hoy en día.

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Steve Monegheti se impuso en la maratón de Berlín de 1990 con la mejor marca mundial de aquel año y el primer tiempo por debajo de 2:10 en la carrera.

El triunfo de ‘Mona’, el primero de una carrera llena de buenos resultados pero, hasta entonces, sin victorias en ninguna maratón, llegaba tras una cerrada lucha durante buena parte de la prueba con el tanzano Gidamis Shahanga, cuyo hermano, Alfred, había ganado el año anterior con 2:10.11, y el germano Joerg Meter, atleta procedente del lado oriental de Alemania. Los tres llegaban juntos hasta el kilómetro 32, pero entonces Moneghetti apretaba de firme, encadenaba varios kilómetros en menos de tres minutos y conseguía distanciarlos para acabar ganando con 16 segundos de ventaja sobre el africano y algo más de un minuto respecto al alemán, que no podía brindar una victoria local al más de un millón de espectadores que llenaban las calles de Berlín para ver en directo la que ya se conocía cómo la carrera de la reunificación.

Una alegría que sí iban a tener en el apartado femenino de la carrera. Entre las aspirantes a la victoria estaba, lógicamente, la ganadora del año anterior, Paivi Tikkanen, que se había impuesto, además, con el mejor registro logrado hasta la fecha por ninguna mujer en las calles berlinesas: 2:28.45. Pero la finlandesa iba a tener una dura rival en la joven y prometedora Uta Pippig, una alemana nacida veinticinco años antes en Petershagen, un pequeño pueblo de las afueras de Berlín… de esos que habían tenido la mala fortuna de quedar ‘del otro lado del muro’. Un lado, el de la irónicamente denominada República Democrática Alemana, que de democrática no tenía nada y cuya frontera con la Alemania Occidental había mantenido cerraba a cal y canto la tristemente famosa construcción que finalmente había caído a finales del 89.

Con apenas veintiún años de edad, Uta ya había ganado su primera maratón. Y no una cualquiera, ya que se había impuesto en la de Leipzig de 1986 que, además, era aquel año sede del campeonato de la RDA. Un éxito que aquella sonriente jovencita repetiría al año siguiente, rebajando en más de seis minutos su crono anterior para cruzar la meta en un muy notable 2:30.50. Tres años después, con el muro recién derribado, Uta y su entrenador y futuro marido, Dieter Hogen, habían dejado atrás la Alemania del Este en busca de un futuro mejor en occidente. Un futuro que Uta perseguía corriendo y que empezaba a vislumbrar cuando, en abril de aquel mismo año de 1990, terminaba segunda en la prestigiosa maratón de Boston, sólo por detrás de la campeona olímpica Rosa Mota, que lograba su tercera victoria en la prueba.

Así que unos meses más tarde, de vuelta a Alemania para correr en Berlín, Uta Pippig ya estaba entre las atletas a tener muy en cuenta. Además, la motivación para ella era máxima, con el significado que aquella carrera tenía para cualquier alemán… y más sí, cómo era su caso, había nacido en el Este del país que, aunque fuese sólo por unos kilómetros, iba a pisar por primera vez la maratón berlinesa. Decidida a ir delante al pasar bajo la puerta de Brandemburgo, Uta forzaba tal vez un poco el ritmo en los primeros kilómetros, cómo hacían en realidad prácticamente todos los participantes, contagiados por la emoción del momento. Y cuando cruzaba la vieja frontera no podía evitar sentir un nudo en la garganta y un estremecimiento que la recorría de arriba abajo, consciente de estar viviendo un momento histórico para su país. Minutos después, en el retorno de la carrera al lado oeste cerca del famoso ‘Chekpoint Charlie’, la alemana estaba en cabeza con la finlandesa Tikkanen, mientras que otra de las teóricas favoritas, la holandesa Carla Beurskens, ya se había retirado con problemas físicos. Un destino que compartía poco después la ganadora del año anterior, víctima de molestias estomacales que la obligaban a abandonar a la altura del kilómetro 15.

Quedaba aun más de media carrera y Uta era líder destacada… o al menos eso pensaba su entrenador, Dieter Hogen, que la mantenía informada de la situación de sus rivales y le decía que no tenía ninguna perseguidora a menos de un minuto. Pero cuando faltaban cinco kilómetros, las palabras de Dieter no eran el tranquilizador grito de ‘¡un minuto!’ si no uno mucho más urgente de ‘¡¡¡quince segundos!!!’. Resulta que, cerca de su chica, mezclada entre un grupo de atletas masculinos, iba la polaca Renata Kokowska, cuyo pelo corto y delgada figura había pasado desapercibida para el entrenador de Uta… ¡qué la había confundido con un muchacho!

De todas formas, nada ni nadie iba a poder arrebatarle el triunfo a la joven nacida al este de Berlín, que corría hacia la meta con la decisión de quien persigue un sueño y lo ve cada vez más cercano. Pese al cansancio, pese a acusar algo el sobreesfuerzo del sprint inicial hasta la puerta de Bramdenburgo, Uta mantenía su ventaja por encima de los diez segundos y llegaba la primera a la meta entre los vítores de su gente, a la que saludaba con la radiante sonrisa y el entusiasmo contagioso que sería su seña de identidad en las numerosas victorias que seguirían a aquel triunfo en las calles de Berlín. Unas calles en las que volvería a ganar dos veces más, en los años 1992 y 1995, para sumar tres triunfos en la maratón de una Alemania ya unida y muy diferente a la que la había visto nacer. Cómo tres serían también sus victorias en Bostón, a las que añadiría una más en Nueva York para completar un palmarés extraordinario.

Pero de todas esas victorias, la primera de Berlín sigue siendo, a día de hoy, la de mayor significado para Uta Pipping, que este año, a 27 de aquel triunfo en la carrera que, para ella y para muchos de sus compatriotas, marcó el antes y el después en sus vidas, ha retornado una vez más a la maratón de Berlín. Y lo ha hecho, además, para ser incluida en el ‘Hall of Fame’ de la prueba junto al ganador masculino de entonces, Steve Moneghetti. Los dos vencedores de la edición del 1990 son los primeros nominados en el nuevo ‘salón de la fama’ de la carrera berlinesa, en reconocimiento a los primeros de una maratón con un significado muy especial. Una carrera hacia la libertad. Una prueba que celebraba la unión… porque unir siempre es más positivo que dividir, por mucho que algunos se sigan empeñando, día tras día, en separar.

Los ganadores de 1990, Uta Pippig y Steve Moneghetti, primeros miembros del ‘Hall of Fame’ de la maratón de Berlín.

MÁS INFORMACIÓN:

30th real,- BERLIN MARATHON: Running into History - artículo sobre la maraton de Berlín de 1990 en la web official de la carrera

Berlin Marathon: Breaking through the wall - artículo sobre la maratón de Berlín 1990 en el blog ‘message from mzungo’

The Berlin Reunification Maratón 1990: Through the Brandenburg Gate to an emotional win. – artículo de Jörg Weig en la web official de Uta Pippig

1990—Uta Pippig’s Start to a Great Running Career. – entrevista de Andreas Gandzior a Uta Pippig sobre la maratón de 1990 publicada en el 2015 en el Berliner Morgenpost y reproducida en la web official de Uta Pippig

Berlin Marathon 1990 edition. – recuerdos de la carrera de 1990 de uno de sus participantes

Berlin Marathon: 3 Days Before Unification. – recuerdos de la carrera de 1990 de Thomas Steffens, actual speaker de la prueba

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