LA ‘EUROCOPA’ DEL ATLETISMO

Siempre he sentido una atracción especial por las competiciones deportivas entre países. Y no es que uno sea especialmente nacionalista, ni muy patriota, ni, desde luego, nada patriotero. Pero algo de ese instinto tribal que todos llevamos dentro debe de aflorar en esos casos, porque me resultan mucho más interesantes que las de clubs. En el poco fútbol que veo nunca faltan los mundiales o las eurocopas. Prefiero los ‘mundobasket’ o los ‘eurobasket’ a cualquier ‘euroliga’ del deporte de la canasta. Y, por supuesto, me apasionan los Juegos Olímpicos. Al fin y al cabo, son la máxima expresión del deporte por países incluso en sus pruebas individuales, en las que cada competidor viste los colores de su nación.

Inspirado sobre todo por ‘las olimpiadas’, recuerdo jugar, siendo un crío, a cualquier deporte en la alfombra y el pasillo de casa con los dibujos que hacía mi hermano pequeño, Fernando, todo un artista ya desde temprana edad. Se trataba de unos dibujos de atletas, ciclistas, futbolistas o jugadores de baloncesto que yo coloreaba a imagen y semejanza de los vistos por la tele y en la prensa deportiva que compraba mi padre. Y esos colores eran, casi siempre, los representativos de cada país. En el caso del atletismo, en particular, aquellos deportistas de papel siempre iban 'vestidos' con sus colores nacionales. Mis rotuladores no daban a basto para pintar los atletas que iban a competir en aquella pista que construí yo mismo, en la que el tartán era cartón sobre el que estaban marcadas las líneas de las calles. Un escenario de tono gris en el que destacaban el rojo, con ribetes blancos de la URSS o con doble línea amarilla de España, el blanco, con la banda horizontal roja de la Alemania Occidental, la azul-blanca-roja de los británicos, la negra-amarilla-roja de los belgas o el escudo del águila sobre fondo rojo de los polacos, los muy distintivos amarillo de los suecos o naranja de los holandeses, y los diferentes tonos de azul, desde el ligeramente desvaído de la Alemania del Este al ‘azzurro’ italiano, pasando por el más oscuro ‘bleu’ francés o el algo más claro de los finlandeses.

Y aunque el atletismo sea uno de los deportes más individuales que existen, había de vez en cuando una competición por países que me llamaba especialmente la atención: la copa de Europa. Entonces no lo sabía, pero se trataba de un certamen nacido casi a la vez que yo, a mediados de los sesenta, por el empeño del entonces presidente de la IAAF, Bruno Zauli. El italiano quiso que el atletismo también tuviese su campeonato por selecciones nacionales, al estilo de los habituales en los deportes de equipo. Y su empeño acabó haciéndose realidad aunque el no tuviese oportunidad de llegar a disfrutarlo, ya que falleció unos meses antes de la primera edición, cuya culminación fue la primera final de su máxima categoría, la ‘superliga’, celebrada en 1965 en Alemania.

VÍDEO CON IMÁGENES DE LA PRIMERA COPA DE EUROPA, STUTTGART 1965

Para aquella edición inaugural, a la que se llegó después de una serie de eliminatorias, se clasificaron seis países en categoría masculina, y otros tanto en la femenina. En cada caso, los equipos estaban representados por un atleta en cada una de las veinte pruebas de un programa que incluía carreras de velocidad, medio fondo, fondo, vallas, obstáculos y relevos, así como concursos de lanzamientos y saltos. Los hombres compitieron en Stuttgart y las mujeres en Kassel. Y en ambos casos, en pleno apogeo de la guerra fría, se impuso el poderío de la Unión Soviética, aunque en la categoría masculina el equipo local terminó a un solo punto de los vencedores pese a que los atletas vestidos de rojo lograron nueve victorias frente a los cinco triunfos de los de blanco. Un resultado que venía a resaltar lo que se convertiría en la clave de esta competición a lo largo de los años: la importancia del equipo por encima de las individualidades. Con puntos repartidos en diferencias de uno, desde el primer al último clasificado en cada prueba, la regularidad en los resultados de cada conjunto es fundamental y de nada vale, por ejemplo, tener destacados especialistas en velocidad o medio fondo pero flojear en lanzamientos o saltos.

VÍDEO CON IMÁGENES DE LA COPA DE EUROPA DE ESTOCOLMO 1970

El esquema de competición utilizado en 1965 se mantuvo con escasas variaciones en las ocho siguientes ediciones, disputadas casi siempre cada dos años, con la única salvedad de los tres de distancia entre las del 67, el 70 y el 73. Seguía habiendo eliminatorias previas para alcanzar la final de la ‘superliga’, que se amplió a ocho competidores en 1975, cifra de países participantes que sería la más habitual a partir de entonces aunque en ocasiones se hizo la excepción, que ya se había producido en 1970, de añadir una ‘calle extra’ para que tomase parte el equipo del país organizador.

VÍDEO CON IMÁGENES DE LA COPA DE EUROPA DE EDIMBURGO 1973

El dominio soviético de la primera edición se repitió en la segunda, celebrada en Kiev, ciudad 'de casa' para la entonces URSS, y fue sustituido en la tercera, que desdobló sus sedes a dos países, la final masculina en Estocolmo, la femenina en Budapest, por la primera de las muchas dobles victorias que lograría aquella máquina de fabricar atletas (¡y nunca mejor dicho lo de ‘fabricar’!) que fue en los setenta y ochenta la Alemania del Este. De hecho, salvo un nuevo triunfo entre los chicos por parte de los soviéticos en 1973, los dobletes de las camisetas azules de la Alemania que de ‘República Democrática’ sólo tenía el nombre se sucedieron de forma imparable en cinco ediciones consecutivas, las que van del 75 al 83.

VÍDEO CON IMÁGENES DE LA COPA DE EUROPA DE TURÍN 1979

Precisamente este último año supuso el estreno de un nuevo sistema de competición, que abandonó el de eliminatorias previas por otro de estilo, si cabe, más futbolístico, basado en los ‘ascensos y descensos’. Se establecieron cuatro divisiones, la ‘superliga’, la primera, la segunda y la tercera, que se disputaban el mismo fin de semana, en diferentes sedes, y con los últimos de cada una perdiendo la categoría y siendo sustituidos, en cada caso, por los primeros de la inmediatamente inferior.

Con este nuevo sistema se produjo la primera presencia del equipo español en la máxima categoría, al conseguir los chicos el ascenso en 1985 y estrenarse en la edición de la ‘superliga’ celebrada en Praga, en 1987. En la capital checa, los soviéticos se mantuvieron en el trono masculino, que habían recuperado dos años antes, en Moscú, tras lograr, batir, por fin, a los alemanes del este, mientras que en mujeres las germanas orientales volvieron a triunfar después de haber cedido la primera plaza en la edición de la capital soviética luego de siete victorias consecutivas. Y aunque el equipo español adolecía del principal problema de nuestro atletismo para este tipo de competiciones, estar muy descompensado, con graves carencias sobre todo en velocidad y concursos, consiguió eludir el descenso, clasificándose en la séptima posición. Un resultado al que contribuyeron con el máximo de puntos los triunfos de nuestras dos principales estrellas, José Luis González, en el 1500, y José Manuel Abascal, en el 5000, así como otro primer puesto más, este no tan esperable, el logrado en el 10000 por Abel Antón, entonces un joven mediofondista. El soriano hizo valer su mejor velocidad terminal para imponerse al sprint al italiano Salvatore Antibo y ¿quién sabe? empezar a darse cuenta de que ser capaz de resistir, logrando mantener en lo posible esa explosividad en los últimos metros, iba a ser su arma de futuro en carreras de cada vez más larga distancia… hasta acabar servirle para convertirse en campeón mundial de maratón... pero esa, cómo se suele decir, es otra historia.

VÍDEO DEL 10000 DE LA COPA DE EUROPA DE PRAGA 1987

Volviendo a la que nos ocupa, la de la Copa de Europa ‘Bruno Zauli’, dos años después se celebró en Gateshead. En el templo del atletismo inglés, España no pudo repetir la hazaña de Praga y acabó última, descendiendo de categoría, mientras que los británicos lograron romper, por primera vez, el dominio de los países del este. El equipo local se impuso en la competición masculina con una formación plagada de estrellas, desde los velocistas Linford Christie y John Regis a los vallistas Colin Jackson y Chris Akabussi, pasando por el lanzador de jabalina Steve Backley. Sus triunfos, más el de Tom McKean en 800, Dalton Grant en altura y la doble victoria en los dos relevos, el 4x100 y el 4x400, permitieron a Gran Bretaña superar a Alemania del Este, segunda en la que sería su última participación antes de desaparecer como nación tras la largamente esperada caída del muro de Berlín y la subsiguiente reunificación germana.

Un canto del cisne al que siguió el de la Unión Soviética, vencedora de la categoría masculina en su la que sería su presencia final, la de 1991 en Francfort, dónde la ‘nueva Alemania’, con atletas de ambos lados del ya definitivamente rasgado telón de acero compitiendo bajo los mismos colores por primera vez, se impuso entre las féminas. A partir del 93, la competición pasó a disputarse anualmente, lo que en no pocas ocasiones contribuyó a disminuir el nivel medio de sus participantes, al coincidir con años olímpicos o de campeonatos del mundo y reservarse muchas de las estrellas de cada nación para el principal acontecimiento atlético de la temporada. Y con el nuevo mapa político de Europa, en el que Rusia sustituía a la URSS, corriendo el riesgo de debilitarse al perder la aportación de los atletas de las repúblicas que volvían a ser independientes, como Ucrania, Bielorrusia o las bálticas, mientras Alemania se fortalecía al juntarse Este y Oeste, se producía un importante cambio en la hegemonía tanto masculina como femenina.

VÍDEO CON IMÁGENES DE LA COPA DE EUROPA DE ROMA 1993

En hombres la victoria empezaba a estar más repartida, con un triunfo para los rusos en el 93, su primer año de participación con los nuevos colores blanco-azul-rojo, que no tendría continuidad y al que seguirían una serie de victorias germanas y británicas, con cuatro para los alemanes y tres para los del Reino Unido en las ediciones que se disputaron entre el 1994 y el 2000. En el 2001, los polacos inscribían por primera vez el nombre de su país como ganador, un merecido premio para una nación con tanta tradición atlética. Y del 2002 al 2008 todas las victorias eran para las tres mayores potencias de Europa occidental, al unirse Francia, con tres triunfos (2003, 2006 y 2007), a Gran Bretaña y Alemania, que ganaban dos veces más cada una (en el 2002 y el 2008 los británicos, en el 2004 y el 2005 los germanos).


En mujeres, en cambio, el nuevo orden europeo se convertiría pronto en toda una dictadura. Al igual que los chicos, las atletas rusas habían debutado con sus nuevo nombre y colores ganando en el 93. Y, a partir de ahí, sólo dejaban escapar dos ediciones, las del 94 y el 96, con victoria de Alemania en ambas, para, a continuación, imponerse de forma consecutiva en las doce siguientes, desde el 97 al 2008.


Por lo que respecta a España, a cuyo equipo masculino habíamos dejado con la tristeza del descenso en Gateshead, los noventa serían un casi continúo ‘sube y baja’. En la siguiente edición, la del 91, se produciría un nuevo ascenso de los hombres, que les permitiría participar en Roma 93, dónde pese a acabar séptimos de nueve no se pudo evitar el descenso, que se aplicó aquel año a los tres últimos. A cambio, ese mismo fin de semana, se producía el primer ascenso de las mujeres, que debutaron en la ‘superliga’ del 94, celebrada en Birmingham, sin poder eludir la última plaza y el retorno a la primera división, de la que volvía a ‘escapar’ la formación masculina, ganándose el derecho a competir en la máxima categoría al año siguiente, 1995. Ese año, la competición se disputó en la localidad francesa de Villeneuve d’Asq y una apretada séptima plaza, un punto por delante de Polonia, sirvió para evitar el descenso que, en todo caso, aquel año no se iba a producir ya que el siguiente, 1996, el escenario iba a ser Madrid.

VÍDEO CON IMÁGENES DE LA COPA DE EUROPA DE MADRID 1996

En la Copa de Europa disputada en casa, en el estadio de la Comunidad de Madrid, tomaron parte por primera vez de forma simultánea tanto el equipo español masculino como el femenino. Y los chicos lograron, además, el que sigue siendo el mejor resultado jamás alcanzado por una selección española en este tipo de competición, por delante incluso del magnífico quinto puesto que acaban de lograr en la más moderna encarnación del certamen al que estamos dedicando estas líneas, el Campeonato de Europa por equipos, cuya edición del 2017 se ha celebrado hace escasas fechas en Lille. En aquella competición de junio de 1996, España acabó cuarta en la clasificación de los hombres, gracias a una actuación a la que no sólo aportaron triunfos las pruebas del mediofondo y fondo. En estas, manteniendo la tradición, se lograron dos primeras plazas, las de Parra en el 800 y Cacho en el 1500, acompañadas de dos segundos puestos, Isaac Viciosa en 3000, y Manuel Pancorbo en 5000. Además, los concursos añadieron on una buena cantidad de puntos, ya que Arturo Ortiz se impuso en salto de altura y David Martínez en el lanzamiento de peso, Oliván fue segundo en el salto de longitud, y Javier Arcos acabó tercero en pértiga. Todo ello hizo que la puntuación española estuviese lo suficientemente repartida como para conseguir acabar por delante incluso de la siempre potente Rusia, y ser sólo superados por los ganadores, Gran Bretaña, los segundos, Alemania, y terminar a apenas cuatro puntos del tercer lugar alcanzado por una Italia que estaba en su mejor época, la de los Di Napoli, Mori, D’Urso, Lambruschini y compañía. Por su parte, las chicas del combinado español lograron eludir la octava plaza, batiendo a Bulgaria, pero no pudieron evitar el retorno a la primera división, en la que compitieron hasta lograr un nuevo ascenso siete años después.

VÍDEO CON IMÁGENES DE LA COPA DE EUROPA DE MUNICH 1997

En ese periodo de tiempo, el equipo masculino, tras lograr una magnífica quinta plaza en la edición siguiente a Madrid, la del 97 en Munich, volvió al ‘sube y baja’ con la séptima del 98 en San Petesburgo, el retorno en el 2001, que se saldó con otro séptimo y nuevo descenso, en Bremen, y otra vuelta a la máxima categoría en el 2003, con séptima plaza en Florencia que supuso una nueva pérdida de categoría mientras que, por primera vez, las mujeres lograban la permanencia con una quinta plaza que acabaría siendo el mejor resultado del equipo femenino español en la copa de Europa. Un quinto puesto que, al igual que el cuarto de los chicos unos años antes en Madrid, se basó en la variedad de buenos resultados en pruebas de diferentes características, saliendo del encasillamiento en el mediofondo y fondo tan típico de nuestro atletismo. A ello contribuyó especialmente Gloria Alozie, con una victoria en 100 vallas y un tercer puesto en 100 metros que se sumaron al triunfo de Natalia Rodríguez en el 1500, las segundas plazas de Ruth Beitia, en altura, y Conchi Muntaner, en longitud, y la tercera de Mayte Martínez en el 800.

VÍDEO CON IMÁGENES DE LA COPA DE EUROPA DE GATESHEAD 2000

Al año siguiente, en la edición del 2004 celebrada en Bydgoszcz, el equipo femenino español no pudo repetir tan magnífica actuación y descendió tras terminar en séptimo lugar. Tomó el relevo en la ‘superliga’ la formación masculina, que retornó con fuerza para acabar sexta en Florencia 2006 y lograr igual resultado en la segunda, y última, visita de la Copa de Europa a nuestro país, el año 2007 en Málaga. En la ciudad andaluza se produjo el mejor resultado conjunto de los dos equipos, masculino y femenino, compitiendo por separado. Ambos alcanzaron la sexta plaza, lo que, en el caso de los hombres, no impidió el descenso ya aquel año, aunque participaban nueve y bajaban tres, por detrás acabó Alemania, que era el organizador de la siguiente edición y, por tanto, tenía asegurada su presencia. Doce meses después, Munich 2007 sería la última Copa de Europa con presencia del equipo femenino español, que acabó séptimo y descendió para la que sería la edición final, celebrada en el 2008 en Annecy, con séptima plaza del equipo masculino, que acababa de recuperar la máxima categoría.

VÍDEO DEL 4X400 MASCULINO EN EL CAMPEONATO DE EUROPA DE EQUIPOS DE LILLE 2017

En el 2009, la Copa de Europa sería sustituida por el actual Campeonato de Europa por equipos, que mantiene la misma filosofía de competir por naciones, con un atleta por prueba, pero lo hace de forma conjunta, con equipos masculinos y femeninos de los doce países incluidos en la superliga. Un formato que refleja mejor el nivel general del atletismo de cada país, independientemente del sexo, y en cuya máxima categoría lleva compitiendo España de forma ininterrumpida desde la primera edición, celebrada en la localidad portuguesa de Leiria, en la que debutó con octava plaza. Un resultado que ha sido el más habitual, ya que se alcanzó también en los campeonatos celebrados en el 2013, en Gateshead, el 2014, en Braunschweig, y el 2015, en Cheboksary, mientras que en Bergen 2010 se había terminado en el noveno lugar y en Estocolmo 2011 en el séptimo. Una posición que era la mejor hasta el magnífico quinto puesto del pasado fin de semana en Lille. Todo un logro que, esperemos, sea el punto de inflexión que el atletismo español lleva esperando mucho tiempo para volver a alcanzar grandes resultados también a nivel individual en las grandes competiciones. Y aunque, evidentemente, no es lo mismo un europeo por países (¡y sin Rusia!), y disputado, además, en año de mundial, que unos Juegos Olímpicos o lo que nos pueda deparar el cada vez más cercano Campeonato del Mundo de Londres, con africanos, estadounidensenes y caribeños aumentando exponencialmente la dificultad en ambos casos, soñar no cuesta nada y ver las camisetas rojigualdas por delante (aunque ahora lleven esos modernos difuminados amarillos en lugar de las sencillas líneas de cuando los coloreábamos de críos), con ese espectacular fin de fiesta que supuso el agónico esfuerzo de Samu para cruzar en cabeza la línea de llegada del relevo 4x400 masculino, nos hizo vibrar aunque no seamos especialmente nacionalistas ni nada patrioteros.

MÁS INFORMACIÓN:

The SPAR European Cup: Memories of Europe's premier team athletics event – artículo publicado en la web de la IAAF sobre la historia de la copa de Europa

www.european-athletics.org – Web oficial del Campeonato de Europa de Atletismo por equipos con enlaces a todas sus ediciones

European Cup (athletics) – recopilación de resultados de la Copa de Europa en Wikipedia

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