VIAJE EN EL TIEMPO A LA MILLA MILAGRO

Talento o trabajo, inspiración o dedicación, clase o técnica… a lo largo de la historia del deporte han sido numerosos los duelos que han enfrentado a competidores con más dotes innatas para destacar contra rivales que compensaban a base de esfuerzo y entrenamiento su menor predisposición natural para el éxito.

En realidad, por mucho talento que tengas, si no lo trabajas difícilmente llegarás a nada. Y, viceversa, da igual lo que te esfuerces en mejorar si no cuentas con una buena base de partida. Pero cuando se novela el deporte, que es lo que, en mayor o menor medida hacemos todos a la hora de contarlo, se tienden a exagerar las virtudes y defectos de sus protagonistas. Se acaba por etiquetarlos de formas más o menos injustas pero que nos resultan mucho más cómodas y eficaces a la hora de relatar sus hazañas.

Por eso, a lo largo de los años, muchas crónicas deportivas se han basado en rivalidades que enfrentaban a dos competidores destacados por sus características opuestas, exacerbadas estas para hacerlos aun más antagónicos. En el ciclismo de los años 50, Coppi era el artista de la bicicleta y su Némesis, Bartali, el obrero del pedal. En el boxeo de los 70, Clay representaba la clase mientras Foreman se le oponía a base de fuerza. En la Fórmula 1 de esa misma década Lauda pilotaba como si lo hiciese una computadora contra los volantazos de genialidad de Hunt… y así tantos y tantos hasta llegar, por ejemplo, al tenis actual con la ya casi eterna pugna entre la elegante técnica de Federer y la feroz entrega de Nadal.

Un duelo así se dio en el atletismo de mediados de los años cincuenta entre Roger Bannister y John Landy en la prueba de la milla. La distancia atlética más importante durante mucho tiempo en el mundo anglosajón estaba, además, en un momento cumbre, con la, en teoría, imposible barrera de los cuatro minutos a punto de caer. Ser el primero en superarla era el objetivo más preciado, y ambos lo buscaban con ahínco, cada uno desde sus muy diferentes orígenes y estilos.

De un lado el británico, Roger Bannister, el típico ejemplo del atleta de la escuela inglesa, con un talento innato para correr y esa insolencia que da el saberse de clase superior a los rivales, tanto dentro como fuera de la pista. Del otro el australiano, John Landy, el perfecto exponente de los habitantes de la isla continente del rincón más alejado del imperio, el tipo humilde, duro y trabajador, que se labra su propio camino a base de esfuerzo. Dos polos opuestos también en el aspecto físico y la forma de correr. Alto, delgado y rubio el superdotado inglés a quien todo parecía resultarle fácil con su larga zancada y su poderoso sprint. Corpulento, musculoso y moreno el trabajador ‘aussie’, acostumbrado a tener que correr sólo en cabeza con su demoledor paso corto. El dúo ideal para generar una rivalidad histórica que permita llenar páginas con las hazañas de cada uno y crear bandos a los que adherirse o héroes con quienes identificarse, en función de la nacionalidad o los gustos de los aficionados de la época… y hasta de los que en épocas posteriores hemos conocido sus logros desde la distancia del tiempo pasado desde entonces.

En realidad, tampoco es que a Bannister le cayesen los triunfos del cielo. Bien es cierto que en sus inicios había comenzado a destacar sin apenas entrenarse. Tal era su inmenso talento natural que pronto estuvo entre los mejores del mediofondo británico sin casi más práctica que correr ida a vuelta desde su casa a la escuela, camino en el que había una empinada cuesta. Y aunque cuando entró en la Universidad de Oxford, para cursar medicina, ya empezó a entrenar de forma más seria, los estudios eran su principal prioridad y seguía siendo un atleta que no se preparaba en exceso ni tomaba parte tampoco en demasiadas carreras. Un factor, este último, que acabaría resultando determinante en no lograr medalla en los 1500 de los Juegos Olímpicos de Helsinki, en 1952. Bannister llegaba como favorito pero concluyó en la cuarta plaza, sin haberse recuperado bien para correr la final después de tener que clasificarse en la semifinal de la víspera. Dos carreras en dos días consecutivos eran algo a lo que no estaba acostumbrado y le pasó factura.

La decepción olímpica le sirvió al joven Bannister para convencerse de la necesidad de entrenar y competir de forma más regular, lo que unido a su innata clase hizo que pronto estuviese en condiciones de plantearse de forma realista lo que hasta el momento parecía una utopía en el mundo atlético de entonces: bajar de los cuatro minutos en la carrera de la milla, cuyo record llevaba casi nueve años ‘estancado’ en el 4:01.4 que había conseguido el sueco Gonder Hagg a mediados de 1945.

Un objetivo al que Bannister se entregó de lleno en la primera parte de 1954, con varias carreras en las que fue rebajando sus cronos y acercándose cada vez más a la ansiada barrera para, finalmente, romperla en la famosa milla celebrada el 6 de mayo de 1954 en el estadio de Iffley Road, en Oxford. Con la ayuda de sus compañeros y amigos Chris Brasher y Chris Chataway, que ejercieron a la perfección el papel de liebres en las tres primeras vueltas, Bannister logró finalmente lo que parecía imposible aunque él tenía que claro que no lo era en absoluto, correr una milla en menos de cuatro minutos. El británico cruzó la meta en 3:59.4 y al romper la delgada cinta de llegada entró de lleno en la historia no sólo del atletismo si no, además, de todo el deporte mundial.

VÍDEO DE LA PRIMERA MILLA EN MENOS DE 4 MINUTOS: ROGER BANNISTER EN OXFORD, 6 DE MAYO DE 1954:

Mientras, en esos mismos años de principios de los 50 pero al otro lado del mundo, John Landy había seguido una trayectoria totalmente distinta. El australiano provenía del rudo ‘fútbol’ que se practica por aquellas latitudes, más cercano al rugby que al balompié europeo. Un deporte en el que unas fuertes y musculadas piernas, como las suyas, son siempre bienvenidas para esquivar contrarios, resistir sus placajes y saltar más alto que nadie en busca del balón ovalado en los tumultuosos ‘marks’. Unas piernas que movía a toda velocidad y le impulsaban con una fuerza tal que pronto le convirtieron en toda una referencia en las pistas de carreras. Además, cuando animado por sus éxitos atléticos, Landy dejó el fútbol australiano y se dedicó de lleno a correr, lo hizo a fondo, con duros entrenamientos bajo la tutela de un famoso y algo excéntrico entrenador local, Percy Cerutti. Pero, al igual que Bannister, Landy tampoco tuvo una experiencia positiva en los Juegos de Helsinki, en los que también tomó parte en los 1500 pero no pasó de un quinto puesto en su serie eliminatoria.

Decepcionado con su actuación, Landy acabó por romper con su entrenador y empezó a prepararse por su propia cuenta, aumentando su intensidad y cambiando de métodos. Y, a base de adoptar los sistemas de trabajo que ya se aplicaban en Europa, y empezar a utilizar las zapatillas de mejor calidad usadas en el Viejo Contintente, se recuperó del fracaso olímpico, comenzando pronto a ser considerado el más probable candidato a ser el primer hombre en bajar de los cuatro minutos en la milla. Una barrera que atacó una y otra vez a lo largo de las dos siguientes temporadas, quedándose casi siempre cerca a base de ganar carreras en las que apenas tenía oposición y debía cubrir prácticamente en un esfuerzo solitario de principio a fin, sin ayuda de nadie que le marcase el ritmo.

A principios de 1954 estaba cada vez más claro que el muro de los cuatro minutos iba a caer, pero aunque Landy volvió a estar a un paso de conseguirlo en varias ocasiones durante los primeros meses del año, en plena temporada australiana de competiciones, la falta de rivales a su altura se acabó dejando notar. Su objetivo quedó aplazado hasta el verano, cuando tenía previsto correr en Europa dónde, contra competidores más fuertes, las opciones de lograrlo iban a ser mayores. Pero entonces se le adelantó Bannister con su carrera para la historia a principios de mayo, en Oxford. Aun así, Landy no cejó en su empeño, y apenas un mes después, a mediados de julio de 1954, en Finlandia, acabó por bajar de los 4 minutos. Y no ‘solo’ eso, espoleado por el rápido Chataway, precisamente una de las liebres de Bannister en la milla de Oxford, el tenaz australiano cruzó la línea de meta en 3:58.0, batiendo en casi un segundo y medio el crono del talentoso británico para establecer un nuevo record mundial.

IMÁGENES DEL RECORD MUNDIAL DE LANDY EN FINLANDIA, 22 DE JUNIO 1954:

Con la barrera de los cuatro minutos rota por dos atletas en poco más de un mes, y con ambos entre los participantes previstos en la carrera de la milla de los ‘Empire Games’, a celebrarse en Vancouver el mes siguiente, no es de extrañar que la expectación ante la prueba fuese máxima. Se iban a encontrar en pista por primera vez, y lo iban a hacer, además, justo después de sus respectivas hazañas que, además, habían sido logradas de forma tan diferente como distintos eran su nacionalidad, su físico, su estilo y su forma de prepararse y afrontar las carreras. Era el antagonismo perfecto, auténtico maná para la prensa, que empezó a caldear el duelo en los días previos, generando un interés pocas veces visto antes o después para una prueba de atletismo. La televisión norteamericana iba a retransmitir la carrera en directo, numerosos periódicos estadounidenses y británicos destacaron enviados especiales en la ciudad canadiense, y el resto del ‘imperio’ iba a tener ocasión de seguir la competición a través de la radio. El gran duelo entre el británico y el australiano estaba servido. Sin liebres de por medio, en una carrera en la que, sobre el papel, importaba más el puesto final que la marca… ¿se impondría el veloz sprint de Bannister o la mayor potencia de Landy?

VÍDEO DE LA FINAL DE LOS EMPIRE GAMES, 7 DE AGOSTO DE 1954:

Una carrera así es de esas que a todos nos habría gustado ver y vivir. Algo imposible si has nacido después de que se disputase, como es el caso de quien esto escribe y de Marcos Peón, además de atleta y entrenador todo un estudioso de la historia de su deporte. Así que, con la ayuda de la imaginación, ambos decidimos ‘viajar en el tiempo’ para asistir como enviados especiales de ‘Marca Runner Asturias’ a tan fabulosa carrera y narrarla ‘en directo’ a través de la radio. Este, más o menos, fue nuestro relato de una prueba cuyo desarrollo y desenlace muchos que estéis leyendo estas líneas ya conoceréis más que de sobra pero que, de todas formas, no vamos a desvelar para que quienes se acercan por primera vez a la fascinante ‘milla milagro’ la pueden vivir como si la estuvieran siguiendo desde sus casas a través de las ondas, conmigo en el papel del locutor tal vez un pelín demasiado excitado, y Marcos en el del más sosegado analista:

Buenas tardes desde Vancouver, en el Empire Stadium, donde está a punto de iniciarse la carrera más esperada de estos Juegos de la Commonwealth de 1954… ¡la milla! El gran duelo, por primera vez juntos en la misma carrera, entre Roger Bannister y John Landy, los dos únicos hombres que han sido capaces de bajar de cuatro minutos en esta distancia. Con nosotros está Marcos Peón, nuestro experto en atletismo que nos va a contar lo que podemos esperar de esta carrera.
Muy buenas tardes Dani, para mi es un placer vivir contigo este momento histórico. Por primera vez, dos hombres que han roto una barrera que los fisiólogos habían calificado de imposible para el hombre, se van a enfrentar y se van a poner juntos en la línea de salida de la milla. Por un lado tenemos a John Landy, un trabajador incansable, un hombre que está revolucionando el entrenamiento en el atletismo y que en los próximos años veremos como esa línea nos lleva a grandes logros de nuevos atletas… y frente a él tenemos al gran Roger Bannister, el primer hombre 'sub4', que representa todo lo que es la antigua escuela británica del atletismo.
Es, sin duda, un duelo espectacular entre dos estilos muy diferentes. Ya están preparándose todos los atletas al lado de la línea de salida y en unos momentos va a dar comienzo esta carrera de la milla. Gran expectación, los jueces están diciendo al público que tranquilos, que silencio... porque en estos momentos ya va a empezar la carrera…(¡¡¡bang!!!)…¡Salida! ¡Arranca la milla de los Juegos de la Commonwealth de 1954! Toma el liderato en los primeros metros el neocelandés Baillie, todo el grupo muy compacto, el ritmo inicial parece bastante lento… Esto creo yo, Marcos, que va a perjudicar más a Landy que a Bannister…
Si, está claro que Bannister en este tipo de carrera se va a sentir mucho más cómodo… es más, ahí lo tenemos, marcando claramente a Landy. Este es su juego y Landy tendrá que moverse, antes o después, para evitar que la carrera siga en esta tónica.
Efectivamente, el ritmo de momento es muy lento y esto beneficia muchísimo a Bannister, que es un hombre de un final tremendamente poderoso, mientras que Landy necesita una carrera mucho más rápida… y, de hecho, Landy está tomando ya cartas en el asunto, cambia el ritmo, se pone en cabeza… y no solo pasa a la primera posición si no que se distancia del grupo… ¡atención! ¡un tirón extraordinario de John Landy! Ha cogido ya unos metros, y ha pillado un poco desprevenido a Bannister, que ahora mismo es quinto todavía cuando estamos completando la primera vuelta, con Landy destacado en cabeza y Bannister remontando… cuarto, tercero…¡atención! Se pasa el primer cuarto de milla con un crono de 58.1 ¡vamos a ritmo de record mundial!
Landy ha convertido esto en una lucha contra el crono, sabe que este es el tipo de carrera que puede ganar… pero Bannister no quiere que le saquen de la prueba tan pronto y se lanza ya en persecución…
Si, ya está liderando el grupo perseguidor, incluso cogiendo un poquito de diferencia con respecto a los demás atletas. Está claro que son ellos dos los únicos que cuentan para la victoria, los demás van a luchar por la tercera plaza. Estamos ya completando la recta de atrás de la segunda vuelta con Landy claramente en cabeza… desde luego la distancia es importante… ha abierto hueco. Yo creo que ha pillado un poco desprevenido a Bannister y vemos ahora, cuando toman la última curva de la segunda vuelta, que hay como 10-15 metros de diferencia… una distancia que va a costarle mucho trabajo remontar a Bannister, aunque lo está intentando y, de hecho, ya se está separando a su vez claramente del resto de competidores. Estamos entrando en la recta final de la segunda vuelta con John Landy claramente en cabeza… un ritmo altísimo el del australiano que completa la media milla en estos momentos y lo hace en 1:58… seguimos a ritmo de record mundial, a ritmo de bajar de cuatro minutos.
Así es, John Landy está clavando los tiempos de paso que llevaron a Roger Bannister a bajar por primera vez de cuatro minutos. Ese 1:58 supone un paso que puede llevarnos a un nuevo record mundial. Sin embargo yo creo que Roger Bannister está actuando muy inteligentemente, no cubriendo de golpe esa distancia que le separa de Landy si no recortándole metro a metro, como vemos ahora mismo…
¡Sí! ¡Se está acercando ya! Está cada vez más cerca Bannister de Landy cuando ambos están entrando en la última curva de la tercera vuelta. Sigue el australiano en cabeza pero el británico… efectivamente, comparado con la vuelta anterior la distancia es prácticamente la mitad, tal vez incluso algo menos… unos 4 o 5 metros. Si Bannister llega a alcanzar a Landy las posibilidades del australiano van a disminuir porque el final de Bannister es fortísimo. Landy, pese a todo, no se rinde, sigue a un ritmo realmente espectacular cuando están entrando en la recta final de la tercer vuelta y Bannister ya está pegado a Landy… los dos juntos cuando…¡atención! … (toque de campana)… ¡última vuelta! Tres cuartos de milla en 2:58.7… ¡siguen a ritmo de record mundial! ¡a ritmo de bajar de cuatro minutos!
El ritmo es espectacular, Roger Bannister ya ha recortado la diferencia, ya está en la espalda de Landy, que no ceja en su empeño de seguir incrementando el ritmo… ¡y parece que ahora pega un pequeño tirón cuando están a punto de entrar de nuevo en contrameta!
Sí, efectivamente, otra vez Landy coge más o menos un metro de distancia sobre Bannister… pero Bannister esta vez no se ve sorprendido como pasó a principio de carrera. Se vuelve a pegar al australiano. Hacen la recta de atrás los dos muy juntos… gran expectación porque todo el mundo está esperando el ataque de Bannister, que tiene un mejor final que Landy… pero Landy sigue en cabeza, tirando con todas sus fuerzas, mirando un poco hacia atrás ahora, desconfiando del ataque del británico que puede a producirse de un momento a otro. Están entrando en la última curva y atención porque parece que Bannister va a cambiar, con su zancada más larga se está echando encima de Landy…
¡Esa mirada atrás!
¡¡¡Espectacular!!! ¡Justo cuando Landy miraba hacia su izquierda Bannister le ha pasado por la derecha y entra en la recta final en cabeza! … ¡primero Bannister, segundo Landy, como a un metro!… ¡no va a poder alcanzarle!… ¡Bannister más fuerte! ¡abriendo hueco el británico que va a entrar en meta!... ¡primero va a ser Bannister!... ¡¡Bannister cruza la meta como ganador!! ¡¡Segundo Landy!!...
¡Ojo al crono!
¡Atención a los tiempos!... ¡¡extraordinario!!... ¡Bannister 3:58.8! ¡Landy 3:59.6!... ¡¡los dos han bajado de cuatro mintuos!! ¡La ‘milla milagro’ ha sido realmente milagrosa! ¡¡Fantástica carrera Marcos!!
¡Qué maravilla! ¡Qué monumento al atletismo! No nos ha defraudado ni un poquito. La verdad es que John Landy ha hecho lo que tenía que hacer, ha puesto sus cartas sobre la mesa, y ha provocado que Roger Bannister sacara su mejor versión… ¡ha sido maravilloso!... estos dos hombres se merecen un monumento.
VÍDEO DEL PROGRAMA 016 DE MARCA RUNNER ASTURIAS CON NUESTRA 'RETRANSMISIÓN' DE LA CARRERA:

De vuelta al 2017, sólo queda añadir que, en efecto, existe un monumento que conmemora esta fabulosa actuación de Bannister y Landy. Se trata de una estatua erigida inicialmente a la entrada del 'Empire Stadium', sede de la carrera, y que en la actualidad, después de la demolición del viejo estadio, se ha movido unos metros, a un parque cercano. Se trata de una magnífica reproducción en bronce, realizada por el escultor Jack Harman, del momento exacto en que Landy miraba hacía atrás, por encima de su hombro izquierdo justo cuando Bannister le estaba adelantando por la derecha. Un instante que resume por si solo toda la carrera, que fue captado entonces, en blanco y negro, por el fotógrafo Charlie Warner y que ha servido de inspiración posteriormente también a una estupenda ilustración a todo color por parte del pintor Tom Locke. Y es que, definitivamente, la 'milla milagro' fue más que una carrera, fue una auténtica obra de arte.

LA 'MILLA MILAGRO' EXPLICADA POR BANNISTER Y LANDY:

MÁS INFORMACIÓN:

August 7, 1954: The miracle in Vancouver – artículo de David Ebner sobre la milla milagro en The Globe and Mail

Bannister v Landy - 1954 Empire Games Mile, Vancouver, Canada – artículo sobre la milla milagro en la web RacingPast

Miracle Mile 1954 – web de la ilustración realizada por el artista Tom Locke

Four-minute mile– entrevista en BBC radio a Roger Bannister en 2012 sobre como rompió la barrera de los cuatro minutos en la milla

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